Uno de los conjuntos monumentales más bellos de Tallin es el Monumento al Russalka, el ángel ruso con la cruz ortodoxa en la mano. Hoy explicamos todo lo que necesitas saber para entenderlo: qué significa, su historia, la historia del naufragio que conmemora, y algunas curiosidades aquí y allá.
¿Qué conmemora?
El Monumento al Russalka es un homenaje a los 177 marineros fallecidos en el naufragio del barco de la marina imperial rusa Rusalka, que se hundió en el Golfo de Finlandia el 19 de septiembre de 1893 (7 de septiembre según el viejo calendario ruso).
(Por si acaso te lo preguntas, las «s» están bien puestas. Russalka, con doble «s», es la palabra estonia, mientras que Rusalka, con una sola «s», es la palabra rusa. En Estonia casi siempre se usa la palabra estonia para la estatua, y la rusa para el barco hundido).
El naufragio del Rusalka
A las 8:30 de la mañana del día 19 de septiembre de 1893 el capitán del monitor de la marina imperial rusa Rusalka, Viktor Khristianovich Ienish, daba orden de zarpar del puerto de Tallin con destino Helsinki.
El Rusalka era un navío de unos 62,3 metros de eslora que había sido botado en San Petersburgo en 1867. Su nombre procede de una figura bastante conocida de la mitología eslava, la rusalka. Los detalles cambian de país a país y de cultura a cultura, pero la historia básica es que la rusalka es una especie de sirena fantasma que originalmente era una mujer joven que, o bien se suicidó, o fue asesinada, en el cuerpo de agua en el que vive, y que busca venganza.
Sea como fuere, el nombre del barco se probó aciago desde casi el principio de su existencia. Ya en 1869 el Rusalka había tenido un accidente bastante grave en el que no se hundió por los pelos, siendo encallado a propósito en el último momento.
En este viaje, el Rusalka sería escoltado por el cañonero Tucha (en español, «nube»). El contraalmirante Burachek, a cargo del Destacamento de Entrenamiento de Artillería de la rusa Flota del Báltico del que los dos barcos formaban parte, había dado orden de ambos navíos partieran a las 7:30 de la mañana.
Pero Ienish, que sufría de migrañas y esa mañana había tenido una bastante fuerte, llegó una hora tarde. Y el Tucha, tras esperar durante un tiempo, había partido a las 8:20.
En principio, esa diferencia de tiempo no sería un problema, ya que cuando sus motores trabajaban a pleno rendimiento, el Rusalka era más rápido que el Tucha. Así que se pondrían a la par de camino a Helsinki.
Hoy, Tallin y Helsinki son capitales de dos países independientes, pero, en 1893, tanto Estonia como Finlandia formaban parte del Imperio Ruso, así que esta sería una travesía doméstica de unos 88 kilómetros. En condiciones metereológicas normales, no debería llevar más de 6 u 8 horas.
Y cuando los navíos se pusieron en marcha, había condiciones metereológicas normales.
Pero, tras unas tres horas de travesía, se comenzaron a levantar vientos fuertes, que no tardaron en convertirse en huracanados, levantando grandes olas. Alrededor de las 12, la tormenta empeoró al comenzar a caer una lluvia fina que redujo la visibilidad a cero.
Si te fijas en la foto del Rusalka, verás que es un barco que apenas se levantaba sobre la superficie del mar: su calado era solo de 3,3 metros. Así que, cuando había olas grandes, había que cerrar todas las escotillas para que no entrara el agua. Eso reducía el flujo de aire a las calderas que propulsaban sus motores de vapor, y hacía que perdiera velocidad.
Eso es justo lo que pasó el 19 de septiembre.
En ese día aciago, las olas que obligaron a cerrar las escotillas que estaban golpeando al Rusalka en el timón de popa.
¿Pero, te acuerdas de que el capitán llegó tarde? Pues, con las prisas, se olvidó de comprobar que se habían metido en el barco todas las tablas de madera con las que se cerraban las escotillas. Y resulta que faltaban algunas.
El agua acabaría por entrar, y el barco perdió control sobre su rumbo.
Lushkov, capitán del Tucha, vio lo que le estaba pasando al Rusalka, pero con su propio barco en peligro por el temporal, decidió proseguir la travesía, y llegaría a Helsinki sin daños a eso de las 3 de la tarde.
Esa fue la última vez que se vería al Rusalka.
A día de hoy, no se sabe cómo se hundió el Rusalka exactamente. La hipótesis más extendida es que el barco acabó por perder completamente la potencia, y con el timón ingobernable y entrando agua, la fuerza de mar lo situó de cara al oleaje, volcando y hundiéndose.
A bordo iban 177 marineros. Los cadáveres de 176 aún siguen en el pecio. El otro apareció la noche del 17 de septiembre a bordo de un bote salvavidas que encalló en el puerto de Somelinna, en Helsinki, junto con otros objetos perternecientes al navío.
Al día siguiente, el Ministerio de la Marina ruso anunció al público la desaparición del Rusalka, y dio comienzo a los esfuerzos de búsqueda y rescate. 15 barcos estuvieron buscando en el área hasta el 16 de octubre, cuando empezaron las primeras tormentas de invierno en el área.
Pero nunca llegaron a encontrar los restos.
De hecho, no se encontrarían hasta 2003. Un equipo del Museo Marítimo de Estonia, a bordo del barco Mare y tras meses de investigación, consiguió localizar el naufragio a unos 60 kilómetros al norte de Tallin.
Y lo que se encontraron fue la estructura del barco clavada en el fondo del mar casi en vertical, con solo 30 metros sobresaliendo del lodo marino y otros 30, enterrados en él.
Aquí tienes un vídeo del pecio:
Por cierto, en enero de 1894 el contraalmirante Burachek y Lushkov, el capitán del Tucha, fueron sometidos a un consejo de guerra.
Burachek fue amonestado por negligencia al mandar que los barcos salieran con mal tiempo. En 1898 sería ascendido a contraalmirante, y poco después, se jubiló.
Lushkov fue suspendido durante 3 años por abandonar al Rusalka a su suerte. Más tarde se le daría la comandancia del puerto de Rostov, en Rusia, pero, consumido por la culpa, acabaría sus días en un hospital psiquiátrico de la armada rusa.
La historia del Monumento al Russalka de Tallin
Aunque el Monumento al Russalka no se inauguró hasta 1902, su historia comienza el 19 de noviembre de 1899.
Ese día se celebraba en la Iglesia de San Simeón de Tallin una misa por las almas de los marineros del Rusalka. Allí, a algunos de los asistentes se les ocurre la idea de crear un monumento en homenaje a ellos. Entre los presentes estaba el contraalmirante Wulff, comandante del puerto de Tallin.
Wulff habla con el Ministro de la Marina en San Petersburgo, quien aprueba la idea, y luego eleva una petición al zar Nicolás II para que le permitiera organizar un comité para recaudar fondos. En enero de 1900, recibe la aprobación.
Mientras la población aporta fondos, el comité contacta con el arquitecto Nikolai Thamm, quien completa el diseño del monumento en solo un mes. En julio de 1901 se presentan los planes definitivos al Zar, que los aprueba.
Finalmente, se contacta al escultor estonio Amandus Adamson para su ejecución, que tarda dos meses.
La primera piedra se pone el 20 de septiembre de 1901 y la estatua que corona la columna, en julio de 1902. Ese mismo mes, con los andamios aún puestos, el Zar Nicolás II inspecciona personalmente el monumento, y parece ser que queda muy contento con lo que ve.
La inauguración queda fijada para las 12:30 del 19 de septiembre de 1902, día y hora en el que se cumple el noveno aniversario del naufragio del Russalka.
Y fue una inauguración por todo lo alto.
Seis buques de guerra de la marina rusa se apostaron en la Bahía de Tallin mientras los jerifaltes del Ministerio de la Marina y de la Gobernación de Estonia, y el clero de la Catedral de Alexander Nevsky de Tallin, pronunciaban sus discursos ante una gran cantidad de público, que incluia a los familiares de los marineros fallecidos. Cuando terminaron, los buques hicheron su propio homenaje a cañonazos.
Decaída y Restauración
Cuando Estonia obtuvo su independencia en 1918, el monumento pasó a estar bajo jurisdicción del Ministerio de Interior de la nueva república.
Con el país recién nacido, ese ministerio tenía un presupuesto bastante limitado, y a pesar de las multiples quejas del Ayuntamiento de Tallin, la inversión en su conservación fue bastante limitada, lo que hizo que hubiera que sustituir elementos que llegaron a romperse completamente, como las farolas, que tuvieron que ser cambiadas por jarrones.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el Monumento al Russalka fue destruido casi completamente. Cuando los nazis ocuparon Tallin en 1941 extrajeron casi todos los elementos de bronce para la industria militar, aunque luego se encontró que no era bronce adecuado para armas. Y en la Ofensiva de Tallin de 1944 en la que los alemanes fueron expulsados, el monumento resultó gravemente dañado por artillería, metralla y balas.
En 1945, con la guerra ya terminada, el régimen soviético restauró ciertos elementos de la estatua. Por ejemplo, se encargó al escultor estonio Paul Horma que replicara el bajorrelieve con el naufragio (que luego veremos más en profundidad).
Pero, para esa restuaración, y en la típica línea soviética, se usaron los materiales más baratos que había, cubriendo los huecos en la columna con cemento, y restaurando la plaza con hormigón. Al terminarla, se volvió a dejar decaer.
Así quedó hasta 2008, ya en la Segunda República de Estonia, cuando el Monumento al Russalka tomaría la forma que tiene hoy en día.
Ese año se acometió una nueva restauración, pero, esta vez, el objetivo fue dejar el monumento con la forma original de 1903. Entre otras cosas, se hicieron farolas nuevas basadas en dibujos y fotografías de los originales, y la plaza de hormigón fue sustituida por losas de granito fieles al diseño de Nikolas Thamm.
La última actuación en el área, la reconstrucción del Paseo Marítimo en los alrededores del monumento y el acceso a la Playa de Russalka, data de 2019.
Hoy en día, el Monumento al Russalka y sus alrededores son una de las zonas más cuidadas de Tallin, y es uno de los lugares por excelencia de la ciudad para ir a correr o a dar un paseo de domingo.
Explicación de los elementos del Monumento al Russalka
A pesar de ser un monumento preeminentemente ruso, los habitantes de Tallin le tienen cierto cariño al Monumento al Russalka, ya que fue el primer monumento público en Estonia hecho por arquitectos y escultores estonios.
El Monumento al Russalka, que mide 16 metros de alto, fue diseñado y ejecutado por el arquitecto Nikolai Thamm y el escultor Amandus Adamson, que concibieron un conjunto dividido en tres grandes elementos: la plaza, la columna y el ángel.
Veámoslos uno por uno.
La Plaza
La plaza que rodea la columna con el ángel es, en realidad, una rosa de los vientos que señala las direcciones cardinales.
Está rodeada de cuatro farolas que miden algo más de 7 metros de altura y pesan, más o menos, una tonelada. Son réplicas de las originales, hechas en San Peterbusrgo durante la renovación de 2008 a partir de fotografías de la época.
En el pedestal de la farola se puede ver el escudo de armas del Imperio Ruso de principios del siglo XX.
Las farolas están unidas por cadenas, con cuatro pequeños postes en medio, para un total de 16 postes. En ellos están escritos los nombres de los marineros fallecidos en el naufragio.
La Columna
El segundo gran elemento del monumento es la columna.
El pedestal de la columna, es una representación en granito de la proa de un barco entre rocas que simbolizan las olas durante una tormenta. Sobre la proa descansan dos anclas, que están unidas por cadenas a 10 pequeños cañones hechos de hierro fundido.
Si vas mirando lo que es la columna en sí desde abajo hacia arriba, lo primero que verás en la parte frontal es un bajorrelieve de bronce que muestra el momento del naufragio del Rusalka, con una corona de flores.
Este bajorrelieve es, también, una réplica del original hecha por el escultor estonio Paul Horma durante la restauración de 1945. El original fue robado por los nazis. Cuando se fueron, se encontró en el jardín de una casa que estaba en una de las calles que rodean el Parque de Kadriorg, pero estaba demasiado dañado para ser restaurado, así que se hizo una copia.
Sobre el bajorrelieve, aparece una inscripción en ruso que, en español, significa «Rusalka – Día de su muerte – 7 de septiembre de 1893» (recuerda que la fecha está en el calendario tradicional ruso).
Si te pones cara a cara con el ángel y rodeas el monumento en sentido contrario a las agujas del reloj, en la parte derecha de la columna verás otra inscripción en ruso que dice «los rusos no olvidan a sus héroes y mártires».
El resto de inscripciones hacen referencia a los oficiales del Rusalka, a los autores del monumento, a su inauguración, y al zar.
El Ángel
Finalmente llegamos al ángel, la pieza central que corona el monumento.
Hecho de bronce en estilo clasicista, y probablemente inspirada por la Niké de Samotracia, el ángel de Amandus Adamson está basado en la empleada doméstica del escutor, una mujer de 22 años llamada Juuli Rootsi.
En su mano, el ángel sujeta una cruz ortodoxa dorada que apunta al norte, a la zona del naufragio, y que bendice a los marineros fallecidos. Por las noches, la iluminación de la estatua apunta directamente a la cruz, dando la impresión de tener un halo santo.
¿Cómo llegar?
- Dirección: Pirita tee 1, 10127 Tallinn
- Enlace en Google Maps
Si vas al Monumento al Russalka desde la Ciudad Vieja de Tallin, tienes dos opciones.
La primera es ir directo:
Para ello, vete a la Puerta de Viru, cruza al calle al Parque Taamsaare, y allí súbete al bus número 5. Te tienes que bajar en la parada llamada Reidi tee. Cruza la avenida hacia el mar, y allí está el Monumento al Russalka. Son unos 20 minutos de viaje.
La segunda opción, que para mi es la más interesante, es ir por el Parque de Kadriorg, y ya, aprovechar para verlo.
Para ello, vete a la Puerta de Viru, cruza al calle al Parque Taamsaare (sí, es la misma parada que la del bus), y allí súbete al tranvía número 1 o número 3. Bájate en la última parada, J. Poska, que te dejará al principio del Parque de Kadriorg.
Desde el Parque de Kadriorg es fácil, una vez que llegas al Museo de Arte de Kadriorg, verás una larga y recta avenida de tierra con la Russalka al fondo.
¿Merece la pena ir al Monumento al Russalka?
Sí.
Russalka está considerada como uno de los monumentos más bellos de Tallin, sino el que más.
Además, está al comienzo del Paseo Marítimo, que, en mi opinión, es lo segundo más importante que ver en Tallin después de la Ciudad Vieja. Así que yo diría que es una buena idea aprovechar y comenzar en el Monumento a Russalka una ruta por el paseo, y ver todos los monumentos y lugares señalados por los que pasa.