Sin lugar a dudas, uno de los edificios más impresionantes y a la vez más polémicos de Estonia es Linnahall, en Tallin. Hoy, vemos todo lo que necesitas saber para visitarlo y entenderlo: qué es, su historia y su significado para los estonios, y por qué está en el estado en el que está.
Empecemos por el principio:
¿Qué es Linnahall?
Simplificándolo mucho, Linnahall es un auditorio para conciertos con 4.200 asientos y una pista de hielo.
Y en la parte de detrás hay un helipuerto, un restaurante, un ferry a la isla de Aegna, y locales comerciales que hoy no tienen uso.
Linnahall es tan grande que, una vez que estás allí, es bastante difícil situarte y entender lo que estás viendo y dónde está cada cosa. El auditorio está en la parte de la pirámide central y la pista de hielo, debajo de la pasarela gigante que lleva a ella. Y el resto de cosas están en el lado que da al mar.
Pero, en realidad, Linnahall es mucho más que eso.
Junto al Monumento a los Caídos de Maarjamäe y el edificio con la estrella roja de Tartu mantee 24, es uno de los pocos grandes símbolos de la ocupación soviética de Estonia que quedan en pie en Tallin, con toda la carga emocional que eso supone para los estonios.
La historia de Linnahall
La historia de Linnahall comienza el 23 de octubre de 1974, cuando el Comité Olímpico Internacional anuncia que Moscú sería la sede de los Juegos Olímpicos de 1980.
Como Moscú no tiene mar, el comité organizador decidió que las pruebas de vela se disputarían en Tallin. Y, para acogerlas, se construyen seis cosas que cambian por completo a la ciudad:
- La Torre de la Televisión de Tallin
- El Aeropuerto de Tallin
- El Paseo Marítimo de Tallin y la calle de 5,5 kilómetros de longitud que está a su lado, la calle Pirita
- El Puerto Olímpico de Pirita
- El Hotel Olümpia
- Lo que nos ocupa hoy, Linnahall
Entre 1974 y 1976 tiene lugar la planificación del proyecto, y, ese mismo año, comienza la construcción de Linnahall, que dura hasta 1980. Los arquitectos responsables fueron los estonios Raine Karp y Riina Altmäe del estudio Eesti Projekt, que han dicho unas cuantas veces que una de sus grandes fuentes de inspiración para el diseño del edificio fueron las pirámides mayas.
Tras cuatro años de construcción y con la pista de hielo aún por terminar, Linnahall por fin se abre al público en 1980, con el nombre de Palacio de Cultura y Deportes Vladimir Ilich Lenin de Tallin. El primer evento que acoge es la celebración del 40 aniversario de la República Socialista Soviética de Estonia.
Y, entre el 20 y el 29 de julio de 1980, Linnahall se usa para lo que fue diseñado: acoger las pruebas olímpicas de vela.
Tras los Juegos, sigue manteniendo su función como auditorio y pista de hielo, y allí se celebran múltiples conciertos, eventos, y pruebas deportivas. En 1985, se instaló en Linnahall el tapiz Inimeste Elu («La Vida de la Gente») del artista Enn Põldros, que en ese momento era el tapiz más grande del mundo.
Y a finales de la década, con la llegada de la Perestroika, las primeras asambleas políticas fuera de Partido Comunista se celebran en Linnahall. Esas reuniones llevarían a formación de los primeros partídos políticos estonios, y, eventualmente, al restablecimiento de la independencia de Estonia en 1991.
Linnahall tras la independencia
Lo primero que trae el restablecimiento de la independencia a Linnahall es un cambio de nombre. Se deja atrás la referencia a Lenin y se le pone el confuso nombre actual: Tallinna Linnahall («Ayuntamiento»). Y lo segundo es su venta a manos privadas.
Con la apertura del país al mundo, y ayudada por la situación de Tallin como punto medio entre Riga y Helsinki, comienzan a venir a la ciudad artistas de gran renombre internacional, y muchos actúan en Linnahall. Pasaron por allí, por decir unos pocos, nombres como Duran Duran, Lou Reed, Apocalyptica, The Scorpions, la Electric Light Orchestra, A-ha, Cindy Lauper o Celine Dion.
Sin embargo, y a pesar de su inclusión en 1997 en la lista de patrimonio protegido de Estonia, desde su apertura en 1980 no se realiza casi ninguna reparación en las instalaciones hasta 1998, cuando se sustituyen los 120 kilómetros de tuberías y la iluminación, y se reparan las múltiples goteras en la pista de hielo.
Y, en 1999, se construye en el lado que da al mar el helipuerto, desde donde salía la línea regular de helicópteros que iban de Tallin a Helsinki, hasta que la compañía que los operaba quebró en 2013.
En 2003, la empresa privada que operaba Linnahall decidió vender la propiedad. Su estado como patrimonio protegido hacía que, por ley, la primeras opciones de compra fueran para el Estado y para la corporación municipal de Tallin, y esta última decide quedárselo.
Sin embargo, en 2004, comienzan a surgir las primeras voces sobre el pésimo estado de conservación del edificio, exacerbados por la falta de mantenimiento y por varios errores de construcción y de diseño. Por ejemplo, el escenario del auditorio aún está soportado por unas vigas de madera instaladas en 1980, que en principio iban a ser provisionales, pero que nunca llegaron a ser cambiadas.
En 2009, la situación se vuelve insostenible. El 23 de mayo la pista de hielo cierra, y el 27 de diciembre, el auditorio celebra su último evento, la celebración de la excusión número 1.000 de la sociedad de conservación de la naturaleza Looduse Omnibuss.
El 1 de enero de 2010, Linnahall cierra.
En principio iba a ser una situación provisional, ya que en abril de 2009 se habían concedido los derechos de alquiler sobre el edificio y los terrenos colindantes durante 99 años a una empresa con sede en Estados Unidos. El plan era renovar Linnahall, y pagar el coste con los beneficios que diera la construcción de pisos y hoteles a su alrededor.
Pero el plan se cancela en 2010 porque el propietario de la empresa estadounidense se metió en problemas legales en Hungría por corrupción relacionada con tratos inmobiliarios.
Y, lo que era un cierre provisional, se convierte en definitivo.
Linnahall después del cierre
Sorprendentemente, en los locales del lado de Linnahall que da al mar, hay tres cosas aún abiertas. Está el Kai Resto, que es un restaurante que abrió hace un par de años, están las oficinas uno de los ferris que van a la isla de Aegna, y las de una academia de aviación que usa el helipuerto para sus vuelos de práctica.
E incluso hay una pequeña playa en uno de los laterales, la Playa de Linnahall (aunque no es que sea una de las mejores playas de Tallin, precisamente).
Pero en lo que es el edificio en sí, desde su cierre en 2010 y quitando algún tour para curiosos que se hace de vez en cuando, solo tres eventos tuvieron lugar allí:.
El primero fue en 2017, cuando la explanada exterior acogió las celebraciones de apertura de la Presidencia estonia del Consejo de la Unión Europea.
El segundo fue en 2019, cuando Linnahall fue uno de los lugares de grabación de Tenet, la pelicula de Christopher Nolan. Sale en las primeras escenas, haciendo de Ópera de Kiev. Para la grabación, la productora pagó por renovar el sistema de iluminación del auditorio, así que otras pequeñas reformas de chapa y pintura en su interior.
Aquí tienes un vídeo de parte de la grabación vista desde un dron, que también da una idea de lo enorme que es el edificio.
Finalmente, en verano de 2023 tuvo alli lugar la exposición de arte Kaduvik (Pasado Fugaz, en español), que fue publicitada como la que probablemente era la última oportunidad de ver Linnahall por dentro en su estado original. La única vez que entré yo, y donde fueron sacadas la mayoría de las fotos de este artículo, fue en esta exposición.
El futuro de Linnahall
Si vas a Linnahall ahora mismo, verás que está hecho una ruina, por decirlo suavemente.
Hay graffitis por todos los lados, la cubierta exterior del edificio se cae a pedazos, los suelos están destartalados, y en la plaza exterior hay baches cada 10 céntímetros. Y eso solo es lo que se ve por fuera.
Por dentro hay goteras por todos los lados, la pista de hielo está inutilizable, y hay estancias que están inundadas.
Y, cada día que pasa, la situación empeora más y más.
En Tallin, no hay nadie que no opine que hay que hacer algo con Linnahall. Pero el qué, no está nada claro. Hay tres grandes opiniones:
- Reformarlo, dejandolo lo más cercano posible al proyecto original
- Reconstruirlo desde cero, construyendo un auditorio nuevo y moderno en el terreno.
- Tirarlo y dedicar el terreno a otra cosa.
(Si te preguntas cuál es mi propia opinión, pienso que debería ser reformado.)
Este es un debate que suele salir en las noticias constantemente. Y, por supuesto, siendo un terreno tan jugoso en el centro de la ciudad, hay muchos intereses en que se escoja una opción u otra.
Lo que sí está claro es que la ciudad no tiene dinero para acometer el proyecto de renovación, a pesar de que está obligada a ello por la declaración de Linnahall como patrimonio protegido.
Por eso, cada cierto número de años, el ayuntamiento anuncia que van a redactar un nuevo proyecto de renovación basado en la colaboración publico-privada, pero por la parte privada nunca aparece nadie. Sucedió en 2014, 2017, y ahora en 2023.
Las malas lenguas dicen que es porque las promotoras inmobiliarias estonias quieren tirarlo para construír allí sus cosas. Y, dado el pasado de Linnahall y su relación con la ocupación soviética, muchos estonios están de acuerdo.
¿Cómo llegar?
Estando donde está, tan cerquita de la ciudad vieja y del puerto de ferris, hay muchas posibilidades de que ya pases por allí sin querer.
Desde el puerto de ferris de Tallin, si sigues las señales que llevan al centro de la ciudad, pasarás o bien por una especie de túnel, o bien por unas escaleras bastante altas y empinadas que parecen llevar a ninguna parte (¡cuidado al ir por ellas en inverno!). Eso es Linnahall.
Si estás en la Ciudad Vieja de Tallin, vete a la puerta de las murallas donde está la torre de Paks Margareeta y el Museo Marítimo Estonio. Atraviésala, vete a la parada del tranvía que está justo enfrente, y allí, comienza a andar hacia la derecha hasta que veas una gasolinera de Circle K al otro lado de la calle, son unos 200 metros. Cruza la calle, Linnahall está justo a la derecha de la gasolinera.
¿Merece la pena ir?
Sí.
A pesar de su deplorable estado de conservación y de que su interior está cerrado al público, en mi opinión, Linnahall sigue siendo un edificio impresionante al que merece la pena acercarse.
Si echas media horita paseando por sus exteriores y ves las vistas de Tallin y del mar que ofrece su parte alta, especialmente si vas al atardecer, te llevarás un magnífico recuerdo de la ciudad.